¿Se pueden reciclar los residuos derivados de la construcción y demolición?
Se trata de una de las preguntas más recurrentes entre quienes ejecutan por primera vez una obra o su derribo. Sí, se pueden reciclar los residuos derivados de la construcción y demolición. Pero hay que saber quién puede hacerlo, cuándo y de qué manera.
Respetar la normativa vigente y garantizar la seguridad son dos aspectos fundamentales a la hora de reciclar este tipo de residuos.
Como aclaración, señalar que los residuos de construcción y demolición (RCD) son aquellos generados en la construcción, rehabilitación, reparación, reforma o demolición de un bien inmueble. También en las edificaciones de ingeniería civil o instalaciones para el ocio o deporte, y los derivados de trabajos que modifican el terreno o el subsuelo (excavaciones, inyecciones…).
¿Por qué se deben y se pueden reciclar estos residuos?
En primer lugar, los residuos derivados de la construcción y demolición pueden ser de dos tipos: residuo no peligroso y residuo peligroso. Los primeros facilitan enormemente la tarea de transporte y gestión de los mismos, además, pueden reciclarse y alargar su ciclo de vida útil; los segundos entrañan ciertas complicaciones al respecto.
Sin embargo, tanto unos como otros, peligrosos y no peligrosos, pueden (y deben) tratarse siguiendo las indicaciones establecidas en el marco legislativo pertinente. Para hacerlo correctamente, hay que gestionarlos por separado y por empresas autorizadas.
En segundo lugar, se trata de un residuo que encaja perfectamente en la denominada economía circular. ¿Qué queremos decir con esto último? Que es susceptible de seguir un modelo de producción que reutiliza y recicla materiales ya existentes todas las veces que es posible. El objetivo: extender su ciclo de vida.
Las ventajas de introducir los residuos no peligrosos derivados de la construcción y demolición en un sistema de economía circular son muchas:
- Reducción de emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la producción y extracción de nuevos materiales.
- Disminución de los residuos que se depositan en los vertederos (los cuales representan un problema medioambiental y para la salud pública).
- Limitación del impacto o presión de la actividad económica sobre el entorno natural.
- Garantía en el suministro de materias primas.
- Creación de productos innovadores y más duraderos.
- Ahorro de costes para las empresas del sector y, como consecuencia, para el consumidor final.
Los residuos derivados de la construcción y demolición que sí se pueden reciclar
La demanda de áridos y otros materiales de construcción y demolición reciclados para diferentes aplicaciones es cada vez mayor. De hecho, existe un catálogo de residuos utilizables en construcción donde además podemos encontrar toda la información que necesitemos al respecto.
Los residuos no peligrosos que se pueden reciclar son: los áridos y el hormigón, los ladrillos, las tejas, el mortero y el material cerámico en general, es decir, el escombro limpio. También el metal, el yeso, la madera, el plástico, el papel, el cartón y el vidrio.
Por el contrario, los residuos peligrosos generados en obras o demoliciones, aquellos que precisan de una regulación y tratamiento específico, son neumáticos, aceites, lubricantes, anticongelantes, adhesivos, pilas y similares.
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